ENTREVISTA

«El productor ganadero tiene una enorme capacidad de resiliencia»

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En un mano a mano con el consultor Fernando Canosa hace un balance de este año y proyecta cuáles son los principales desafíos para el productor ante un contexto de incertidumbre.

Las necesidades políticas en el marco de una nueva contienda electoral terminaron marcando el pulso de la actividad ganadera este año. Ante una notoria pérdida de poder adquisitivo, el consumo de carne vacuna siguió cayendo y, ahora, oscila en torno a los 50 kilos per cápita, su mínimo histórico. Esa situación detonó numerosas medidas restrictivas por parte del Gobierno que afectan al sector, en el marco de una creciente demanda global de proteína animal.
El consultor Fernando Canosa, lo describe así: “Es un momento de incertidumbre. Hay una inmensa demanda global de alimentos y un conjunto de decisiones oficiales que no se corresponden”.
En ese contexto de incertidumbre navegó el productor argentino gran parte del año, las aguas aún no están calmas y la bruma impide ver con claridad lo qué viene de cara a 2022. Sin embargo, hay cambios inevitables que el sector ganadero está experimentando y Canosa analiza qué impacto pueden llegar a tener los mismos en el corto y mediano plazo.

¿Cómo actúa el productor ante este contexto de incertidumbre que describís?
Fernando Canosa: Los productores ante este contexto actúan de dos modos, están los que se achican o incluso deciden retirarse y aquellos que le ponen el pecho y continúan esperando. Por suerte, estos últimos son la mayoría y esperan que la gran incertidumbre se transforme en esperanza. La pista está intacta y en los próximos 6 meses se van a decidir tanto reposición, como entores y la siembra. Aún no se ven grandes cambios negativos. Si bien el sector agropecuario en general venía con un gran vértigo, a la ganadería se le puso un freno a partir de lo que fueron las medidas en materia de exportación. Hoy, no se pueden esperar medidas que beneficien al sector, nadie espera eso, sino que al menos no ser discriminado.
De ser así, la capacidad de la Argentina en ese sentido sigue siendo ilimitada.

¿Qué efectos tienen en la práctica las medidas que recayeron sobre el sector este año?
El productor ganadero tiene una enorme capacidad de resiliencia, no es la primera vez que ocurre algo así, donde primero se prohíben las exportaciones y después se otorgan cupos, pero espero que sea de las últimas.
Mientras tanto, el productor siempre tiene capacidad de adaptarse y lo que ocurre en este contexto es limitar la capacidad de crecimiento.
Sin embargo, no creo que se caiga en un proceso de descapitalización.
En otras palabras, si íbamos a 120 kilómetros por hora, ahora, iremos a 60.
En efecto, la transformación tecnológica se hará con pie de plomo y no a toda marcha. Nos estamos privando de las oportunidades que ofrece el mundo.
Sin ir más lejos, vemos cómo los países vecinos siguen creciendo e incorporando tecnologías y Argentina va perdiendo peso relativo.

¿Cuál es el eslabón de la cadena más afectado?
Todos los eslabones de producción tienen capacidad de crecimiento y son perjudicados por igual, pero debido a las condiciones inestables de la macro lo que se observa es que la etapa final, es decir, el corral es la más castigada. Mientras tanto, por el contrario, la que menos sufre es la actividad de cría. La inestabilidad y expectativa al futuro le ha trasladado parte de la ganancia al criador, quien históricamente ha sido el más perjudicado. En resumen, todo aquel que tiene integrada las etapas de cría, recría y terminación será el que menos sufra los vaivenes y las pérdidas porque si bien puede tener un corral que no genera ganancias, en el campo, tanto con la cría y recría, compensa los resultados.

En el mientras tanto, ¿hay espacio para invertir y crecer?
Donde podemos crecer fuerte es en todo lo que tiene que ver con la producción a partir del buen uso de los recursos suelo-pasto. Tenemos que invertir en capacitación para producir más pasto y mejorar la intensidad de los pastores.
Es el mayor espacio que tiene hoy la ganadería argentina para crecer y va de la mano de las nuevas demandas del mundo pensando en cuidar el medio ambiente. Asimismo, es ahí donde más se expresa la imposibilidad de concretarlas debido a las restricciones.

¿Cuánto incide el factor suelo-pasto en el futuro de la ganadería?
Hay que instalar que existe la posibilidad de pensar en una Argentina con una producción de 6 millones de toneladas de carne. Las oportunidades están desde la Quiaca a Tierra del Fuego y de los Andes a la Costa Atlántica, porque la ganadería no se ha tecnificado como lo hizo la agricultura y en casi todo el territorio, excepto la Cuenca del Salado, hay mucho potencial.
El centro de todo esto pasa por el pasto, porque la misma luz que llega para la soja lo puede hacer para las plantas forrajeras y en ciertas zonas donde los rindes de soja no son extraordinarios, se puede producir mucho más pasto, mejorando así los ingresos de kilos de carne por hectárea con resultados incluso superiores a los planteos agrícolas.
Otra manera de dimensionar la oportunidad que representa este factor es que en zonas donde hoy se producen 100 kilos de carne por hectárea se puede hacer un salto de hasta cuatro veces ese volumen. Sin embargo, para eso hace falta capacitarse e invertir.

¿Qué papel juegan las nuevas generaciones en los cambios que vienen?
Hay una clara presencia de nuevas generaciones que marcan un cambio. Tanto la tecnología, como el uso de tokens, por citar solo un ejemplo, son cada vez más comunes y esos cambios suceden más allá de la situación política o económica. En efecto, no todos los jóvenes están pensando en irse, sino que muchos otros ven oportunidades y un país que más allá de las barbaridades macroeconómicas están pensando en hacer cosas y creo que esto se debe sobre todo al no haber descuidado nuestra educación universitaria que sigue produciendo cerebros con mentalidad innovadora y ambición de cambio. Es así como todas esas capacidades se ven potenciadas en un medio hostil y eso nos lleva, muchas veces, a estar a la vanguardia con respecto a otros países.

Vivimos en crisis, ¿el comportamiento del productor siempre fue el mismo?
Hace 25 años resultaba alocado que un estudiante de agronomía pensará en la ganadería. Hoy, en cambio, se ve cómo muchos de ellos están trabajando con imágenes satelitales, drones, seguimiento individual de los animales, analizando cómo se desenvuelve tal o cual genética y así como llegó la agricultura de precisión, ahora, también tenemos la ganadería de precisión, algo que el productor va incorporando. Todo esto queda reflejado en los resultados de la empresa ganadera y como hace 25 años se dio el cambio en la agricultura a partir de los cambios organizacionales y se pasó de pequeños productores a grandes grupos asociativos, como los famosos pooles de siembra, es algo que también se empieza a ver entre los productores ganaderos.
En la práctica, se observan más tierras alquiladas destinadas a ganadería, mecanismos asociativos donde aquellos que alquilan buscan cambiar la base pastoril y sumar más animales, incluso grupos que piensan en alquilar vacas y ya no solo campos con el fin de producir más carne por hectárea.
Son señales que nos deben poner optimista porque hay vasos comunicantes en el sector que de repente pueden volverse saltos exponenciales.

¿Los cambios contemplan las nuevas necesidades de la demanda global?
El mundo va hacia el lado de más bienestar animal y cuidado del medio ambiente y lamentablemente no hicimos el trabajo cuando, por ejemplo, Uruguay ya hace años que avanzó en el trabajo individual y sus exportaciones están trazadas de punta a punta. Aquí, en cambio, por temor a lo que podía suceder en el consumo no se quiso avanzar en la exportación de alto valor agregado. Sin embargo, si se logra revertir eso, no tengo dudas que incluso el consumidor argentino también comenzará a exigir esa trazabilidad a pesar de la confianza que existe ante la alta calidad de los alimentos que se producen en el país.
Hoy los consumidores están mutando y son cada vez más exigentes.
El ganadero argentino medio está tomando nota y el cambio tiene que llegar, es solo cuestión de tiempo.